Vas corriendo tras sus manos que buscan la libertad
y te dejas atrapar entre suspiros y miradas profundas
él halla la respuesta que tus besos suaves saben dar,
mirándose intensamente se dejan llevar más allá.
Conoces su mirada y bajas la vista apretando los ojos
la mañana es testigo de aquella incontenible pasión
que va derritiendo las almohadas y
cada una de las frazadas que desbordan la cama.
Ríos de besos, perfumes y caricias pasean por tu mente
fugitiva del silencio que envuelve esta madrugada tan fría
sólo recuerdos en la ausencia del calor de su cuerpo,
pasas la mano por la sábana, te revives pero él ya no está.
Esperando la hora de amar sin más,
dándole un respiro al tiempo para extrañar sin llorar
dejas correr tus ilusiones por este cálido lugar
donde tus palabras hallan los sabores de dejarse amar.
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